La defunción debe comunicarse al registro civil del lugar de fallecimiento. Si una persona fallece en el hospital, la administración del hospital debe notificar el fallecimiento al registro civil.

Si la persona no fallece en el hospital, debe notificarlo personalmente una persona que esté obligada a hacerlo.

Esta obligación se aplica a las personas que vivían en el mismo hogar que el fallecido o en cuyo domicilio se produjo el fallecimiento. También está obligada a hacerlo cualquier otra persona que haya estado presente en el fallecimiento o tenga conocimiento del mismo. Un enterrador autorizado también puede notificar la defunción.

Si el cadáver se traslada al extranjero, se necesita un pasaporte para cadáveres.